Nuevos modelos de peligrosidad y riesgo sísmico desarrollados para América del Sur sugieren que más de 160 millones de personas – alrededor de un tercio de la población total del continente – viven en áreas con un riesgo sísmico significativamente más elevado, según un reporte presentado durante la Reunión Anual de la Sociedad Sismológica de América (SSA) de 2018.
El riesgo es mayor en el norte y oeste del continente, en donde los terremotos y tsunamis han causado considerables pérdidas de vida e infraestructura durante el siglo pasado, dijo Mark Petersen, sismólogo del Servicio Geológico de E.U.A.
“Desde hace tiempo hemos sabido que América del Sur tenía un alto riesgo sísmico, porque hemos observado tremendo daño y pérdidas en el siglo pasado,” dijo Petersen. “Pero nos sorprende ver que este riesgo podría impactar a un tercio de la población del continente.”
Las nuevas evaluaciones son el resultado de una colaboración de más de una década entre sismólogos de varios países de América del Sur y el Servicio Geológico de E.U.A. (USGS, por sus siglas en inglés) que comenzó con una solicitud del Centro Regional de Sismología para América del Sur (CERESIS) a científicos del USGS. Los resultados de este estudio fueron detallados en una publicación reciente en el Boletín de la Sociedad Sismológica de América.
Los investigadores desarrollaron los primeros modelos de riesgo sísmico – “utilizando las mismas metodologías que el USGS ha desarrollado en los últimos 40 años para poner en práctica en los códigos de construcción,” dijo Petersen. Estos modelos incluyen nueva información sobre terremotos en zonas de subducción, terremotos en la corteza y sismicidad de fondo, así como los modelos mas recientes de movimiento del suelo. Los modelos “nos dicen donde esperamos que ocurran terremotos en el futuro, con qué frecuencia, y que tan fuerte temblará el suelo durante esos terremotos,” dijo Petersen.
Después se utilizó el modelo USGS PAGER para estimar la exposición de la población, número potencial de muertes, e impactos de pérdida económica tras terremotos significativos a lo largo de la región. Estos modelos son generales y no tienen un inventario y estimaciones detallados sobre la vulnerabilidad estructural que los modelos locales pueden tener, pero proveen estimaciones de primer orden sobre dónde es mayor o menor el riesgo a lo largo del continente. Finalmente, el equipo de investigación desarrolló movimientos del suelo de riesgo específico para países sudamericanos utilizando criterios similares a las metas de desempeño puestas en práctica en los códigos de construcción de E.U.A.
Petersen advirtió que “este es el primer esbozo sobre el riesgo, las pérdidas potenciales y los criterios de diseño de los tipos de código de construcción que podrían ponerse en práctica en estos países, pero no es la ultima palabra y no deben usarse directamente en códigos de construcción específicos para un país”.
“Esto no pretende reemplazar lo que los modelos locales o del país entero ofrecen a aquellas organizaciones que proveen criterios de diseño para construcción de edificios,” añadió, “pero esperamos que nuestro estudio aporte nuevos catálogos, modelos de tasas de sismicidad, modelos sobre la sacudida del suelo, y técnicas de mapeo de peligrosidad para que los investigadores locales estudien estas cuestiones.”
“Expertos en América del Sur podrían acceder información más refinada sobre sismicidad regional, fallas y las características de sacudidas por temblor; la aplicación de códigos locales de construcción debería depender de esta información local más detallada,” dijo.
La Reunión Anual de 2018, que tuvo lugar del 14 al 17 de Mayo en Miami, Florida, es una conferencia conjunta de la Sociedad Sismológica de América y la Comisión Sismológica de América Latina y del Caribe (LACSC, por sus siglas en inglés).